El curso Paolo tuvo lugar en la espléndida costa del norte de España, en Cantabria, del 14 al 21 de julio de 2019. ¿Hablar de Jesús es un desafío hoy? ¿Hablar de una manera que despierte interés? ¿Hablar de una experiencia?
Mi testimonio del Curso Pablo…
por José Carlos Menéndez Ordiales
Santander 23 de julio de 2019
La experiencia de mi participación en el Curso Pablo celebrado durante la tercera semana de julio de 2019, en el Monasterio de la Canal (la Canal de Villafufre, Cantabria), ha sido en su conjunto extraordinaria y quiero contárosla.
En un principio, tras recibir la invitación de Vladimir, no me sentía muy atraído en asistir y creía tener, en principio, bastante claro, en mi interior racional, que no me sentía llamado por el Señor. Además existían algunas dificultades añadidas, tales como; algunos problemas de salud, un régimen de alimentación muy severo que no debía abandonar, y el no poder permanecer sentado mucho tiempo; como se suele requerir en estos eventos. Aun con todo esto, no di un “no” pronto por respuesta. Presenté el asunto al Señor en mi oración personal. No sé más que el Señor, no se demoró demasiado y me hizo percibir en mi interior varias veces un mandado; “¡Vete!”. También lo había puesto en discernimiento con algún hermano del “Grupo de Oración”. Ya convencido de que era el Señor el que me estaba empujando, comprometí mi asistencia.
No soy demasiado novato en esto de evangelizar. Durante años formé equipo con otros hermanos para colaborar con la diócesis llevando a los pueblos de la montaña de Cantabria la “Celebración de la Palabra” con lo que esto conlleva. También he servido unos cuantos años y sigo haciéndolo hoy día, en la Renovación Carismática, acogiendo nuevos hermanos e impartiendo enseñanzas y participando en catequesis para ir creciendo juntos en nuestro crecimiento espiritual.
¡Dios mío! ¡Qué bueno que Te hice caso Señor! El Curso Pablo fue un auténtico encuentro de hermanos. Hemos compartido muchas cosas que requerían desnudar el corazón sobre todo entre los hermanos del Grupo al que fui asignado, pero era general el amar al “otro” y el sentirse amado por todos los que allí asistían junto a los hermanos de la Comunidad de la Canal y los hermanos de la Comunidad Koinonía SJB. Sé que el Señor nos ha hecho a todos el hermoso regalo de una fraternidad de lujo. Han pasado solo muy pocos días de nuestra despedida y sigo teniendo una agridulce sensación de orfandad.
¡Qué redescubrimiento! Había puesto demasiado énfasis en mi participación y colaboración en la catequización de personas, habitualmente dentro de círculos eclesiales en los que me desenvuelvo. Mi relación había sido mayormente hasta ahora básicamente con creyentes o cercanos. Eso sí, muchos sin la experiencia de un encuentro personal con Jesús. Muy rara vez con algún “lejano”; salvo que me requiriera. Una cosa importantísima recibí en este Curso Pablo, he recibido el don del “Celo por el Anuncio del Kerigma” a los alejados, a los no creyentes, e incluso a los tradicionalmente católicos. ¿Cómo pude no darme cuenta antes de esta Gran Necesidad? He sido injusto. Quizás por ir por escoger un camino más cómodo y sin riesgos a pesar de mis variadas experiencias de la Presencia y de las Manifestaciones del Amor de Dios a lo largo de mí historia.
La experiencia práctica de salir “enviados en anuncio” me ha convencido de que la mayoría de las personas a las que fuimos enviados estaba muy necesitada de un encuentro personal con Jesús. Muchas veces son máscaras lo que se ponen algunas personas que se nos presentan como no receptivas o evasivas y estoy convencido de que también nos encontramos con falsos “ateos” de conveniencia. Ponernos dóciles en las manos del Espíritu, orando por el hermano que se pondrá en nuestro camino, amándolo esté como esté y poniendo en práctica los distintos modos y maneras que, afortunadamente, hemos aprendido.
Una realidad: “Esta Misión solo la podemos realizar a nivel de don”
Un eslogan: “A evangelizar se aprende evangelizando”
Una Palabra: “Dad de balde lo que habéis recibido de balde” (Mt 10, 8)
Una canción: “AY DE MÍ SI NO EVANGELIZARA, SERÍA TRISTE, NO PODRÍA CRECER, QUIERO CANTAR QUE TÚ ESTÁS VIVO, QUE TÚ REINAS, QUE VIVES HOY.
Yo soy testigo de tu obra, cambiaste mi corazón, diste sentido a mi camino y hoy vivo para Ti, Señor. AY DE MÍ… He de hacerme esclavo de todos, un instrumento en manos de Él, en la acogida de sus dones, tendré su fuerza y su poder. AY DE MÍ… En nuestros campos y ciudades, en el trabajo y el hogar, el Señor dice a cada uno: es hora de evangelizar. AY DE MÍ… https://youtu.be/Z0eqGGGKl_A